Historiako istripu nuklear ezagunenen azken atala ekarriko dut hona, Hiroshima eta Fukushimaren ingurukoa. Lotsa handirik gabe leku guztietatik kopiatutakoak biltzen maisu garen ikasle unibertsitariook, topa!
Azken kapitulu honetan Hiroshima mon amour filmetik abiatuta lotu ditut bi hondamendiak.
Pelikula bat ikusteko eta komentatzeko edozein aitzakiataz baliatzen naizela? Ez da azken aldia izango...
Oharra: *1,*2 eta *3 aipuak pelikula horretatik bertatik atera ditut.
De Hiroshima a Fukushima
Azken kapitulu honetan Hiroshima mon amour filmetik abiatuta lotu ditut bi hondamendiak.
Pelikula bat ikusteko eta komentatzeko edozein aitzakiataz baliatzen naizela? Ez da azken aldia izango...
Oharra: *1,*2 eta *3 aipuak pelikula horretatik bertatik atera ditut.
De Hiroshima a Fukushima
La explosión de la primera bomba atómica en Hiroshima cambió totalmente la concepción de la geopolítica, de la convivencia entre pueblos y de la seguridad que se tenía hasta entonces. La humanidad, por primera vez en su historia, se percató dramáticamente de que tenía suficiente tecnología como para crear una bomba que destruyese todo el mundo.
He visto cabelleras anónimas, que las mujeres de Hiroshima descubrían enteras, por la mañana al despertarse*1
Albert Einsten, por ejemplo, al haber recibido la noticia de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, deploró su adhesión al Proyecto Manhattan y lamentó, asimismo, los años dedicados a la ciencia. Esto le hizo decir que de saber los resultados “hubiera preferido ser fontanero”.
La lluvia da miedo, lluvias de ceniza sobre las aguas del pacífico, las aguas del pacífico matan, pescadores del pacífico han muerto, la comida da miedo, se tira la comida de una ciudad entera, se entierra la comida de ciudades enteras*2
Japón fue el primer y hasta ahora único país que ha sufrido en sus propias carnes un ataque nuclear. En Hiroshima hubo 200 000 muertos y 80 000 heridos en nueve segundos. En nueve segundos, son cifras oficiales. “Hubo 10000 grados sobre la tierra, reinó un profundo desorden, Hiroshima entera fue arrancada de la tierra y volvió a caer hecha cenizas”; la bomba arrasó el 60% de la superficie de la ciudad. Fue el principio del fin de la II. Guerra Mundial.
Para mí, en Francia, Hiroshima significaba el final de la guerra. Quiero decir, el punto final. El estupor ante su atrevimiento, ante la idea de que lo consiguieran. Y para nosotros el comienzo de un miedo más conocido. Y también la indiferencia. El miedo a la indiferencia*3
Hiroshima mon amour, obra maestra de Alain Resnais con guión de la célebre escritora Marguerite Duras, cuenta la historia de amor entre una actriz francesa y un arquitecto japonés. Estrenado en 1959, tiene como escenario un Hiroshima renacido de sus propias cenizas radiactivas, pero a la vez un Hiroshima que sufre todavía las consecuencias más crudas de la bomba. Una ciudad que todavía no acaba de olvidar las cabelleras caídas, los familiares muertos, el dolor y el miedo.
Desgraciadamente, las muertes, el dolor y el miedo han invadido otra vez Japón, esta vez en forma de tsunami y desastre nuclear. Varios medios se han valido de la película anteriormente mencionada para, utilizando una licencia artística, titular sus reportajes Fukushima mon amour. Y el titular, en este caso, no es desproporcionado: el tsunami y posterior desastre nuclear de Fukushima han sido tildados por el primer ministro Naoto Kan como causantes de la “crisis más grave que ha sufrido Japón desde la II. Guerra Mundial”.
El tsunami y el posterior desastre nuclear
Todo comenzó el 11 de marzo de 2011, cuando un terremoto de magnitud 9,0 sacudió la costa nordeste de Japón. Ese día los reactores 1, 2 y 3 estaban operando, mientras que las unidades 4, 5 y 6 estaban en corte por una inspección periódica. Cuando el terremoto fue detectado, las unidades 1, 2 y 3 se apagaron automáticamente, a las 14:46. Después de que los reactores se apagaran, paró la producción de electricidad. Los motores diesel de emergencia para la generación de electricidad comenzaron a funcionar normalmente, pero se detuvieron abruptamente a las 15:41 con la llegada del tsunami que siguió al terremoto.
Pero situémonos primero: ¿cuáles eran las características de los reactores? ¿De qué tipo eran? La central comprendía seis reactores de aguan en ebullición (BWR), y está gestionada por Tepco, la compañía eléctrica más grande de Japón y la tercera más grande del mundo tras la francesa E.D.F. y la alemana E.ON.
¿Qué pasó, entonces, después de que el sistema de refrigeración diesel fallase? La potencia residual del combustible nuclear conllevó una disminución del nivel de agua en la vasija del reactor, dejando al descubierto parte del combustible. La parte que se quedó sin refrigeración se degradó, lo que produjo la deterioración y oxidación de las vainas por el vapor (a la vez produciendo hidrógeno), y causando la fusión parcial del combustible.
En los reactores 1, 2 y 3 se expulsaron vapores y gases no condensables, especialmente el hidrógeno producido en la oxidación de las vainas, con el objeto de mantener la presión en el interior de la vasija en torno a valores aceptables. Estas purgas voluntarias son la principal fuente de la radiactividad que se detecta en el exterior de la planta, pues el vapor (aunque filtrado) contiene trazas de algunos isótopos radiactivos como Yodo 131, Cesio 137, Xenón 133, Xenon 135 y Kriptón 85, de los cuales sólo el Cesio 137 y el Yodo 131 son preocupantes; los demás no son absorbidos por el cuerpo humano.
El 12 de marzo de 2011, la estructura superior del edificio del reactor nº1 explota debido a la acumulación excesiva de hidrógeno, causando el desmoronamiento del techo. Sin embargo, el edificio de contención se mantiene intacto. El 15 de marzo de 2011 a las 6h40 hora local, el reactor 2 es también víctima de una explosión por hidrógeno. Según la Autoridad de Seguridad Nuclear, la contención ya no es impermeable. Las explosiones indican que las barras de combustible han estado, al menos temporalmente, expuestas, pero han tenido lugar fuera de la vasija del reactor y del edificio de contención primaria, por lo que sólo habrían afectado al techo de protección de la maquinaria. No hay contaminación radiactiva por esta causa.
Y entretanto, ¿qué pasa con los reactores nº 4, 5 y 6? Estos reactores estaban cerrados para efectuar las inspecciones de mantenimiento a la hora del terremoto. Sin embargo, no quiere decir que no corran peligro: el 15 de marzo a las 8h, la sala de operaciones del reactor 4 es víctima de dos grandes explosiones que causan dos brechas de, aproximadamente, 8 metros de largo en la pared exterior del edificio del reactor. Estas explosiones son a priori debido a un incendio que estalló en la piscina de refrigeración del combustible ya usado. Hay que tener en cuenta que este combustible debe ser refrigerado por agua durante años hasta que se enfría lo suficiente para ser trasladado para su reprocesamiento o almacenamiento.
Política energética japonesa
Japón se encuentra entre los principales países en la producción anual de electricidad (1.017.498 millones de KWh en 2003). Las centrales térmicas, mediante el uso de carbón o productos del petróleo, generan el 63,72% de la electricidad, las instalaciones hidroeléctricas el 10,23% y las plantas nucleares el 23,31 por ciento.
La carencia de unos recursos de energía nacionales adecuados hace que Japón dependa de las importaciones de combustible para hacer frente a sus necesidades energéticas. Pero, a pesar de tener fuentes limitadas de energía natural, posee un sector industrial en crecimiento y una gran población con uno de los niveles de vida más elevados del planeta. Para lograrlo ha seguido una agresiva política de energía nuclear y actualmente obtiene cerca del 31,94% de su energía a partir de plantas nucleares. Antes del accidente, había expectativas de llegar hasta el 60% hacia el año 2030. Esta política de desarrollo de la energía nuclear quería dar respuesta a las emisiones de gases con efecto invernadero: hay que tener en cuenta que el 5% del total de las emisiones mundiales proviene de Japón.
Durante los años 1960 Estados Unidos apoyó a Japón para que adoptara la energía nuclear; Estados Unidos era entonces el dueño de la tecnología nuclear y dominaba la minería de uranio y boro. General Electric y Westinghouse fueron las empresas encargadas de instalar una red de plantas nucleares en Japón. Japón se incorporó a la OIEA, organización promovida por Estados Unidos, y firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear.
En Japón, hasta la fecha del accidente, había 53 plantas nucleares en funcionamiento. La ubicación de estas plantas, en lo que respecta a los riesgos de terremotos, almacenamiento de desechos nucleares, importación de combustible nuclear, y exportación del combustible consumido para su reprocesamiento, tal como lo ha confirmado el reciente desastre, plantea importantes riesgos medioambientales y de seguridad.
Ya es sabido que los desastres naturales forman parte de los riesgos de vivir en Japón. En los bordes de las placas se concentra actividad sísmica, volcánica y tectónica. Debido a que este país se encuentra en el Anillo de Fuego, el círculo sísmico de la cuenca del Pacífico, está sujeto a numerosos terremotos. Además, en Japón se encuentra el 20% de los volcanes activos del planeta.
¿Modificará Japón sus expectativas nucleares después del accidente? ¿Conseguirán controlar del todo el caos nuclear de Fukushima? ¿Cuántas décadas necesitarán la tierra y las costas japonesas para poder vivir y volver a comer de ellas? Son cuestiones todavía sin resolver. Lo único sabido es que el desastre de Fukushima será un elemento muy importante a tener en cuenta en la reconstrucción de nuevas centrales y en la reestructuración energética mundial de los próximos años.
Sólo cabe esperar que en un futuro próximo la ciudad renazca, las calles se reconstruyan y que los habitantes de Fukushima puedan declarar aquello que Emmanuelle Riva, la actriz francesa que actúa en Hiroshima mon amour, decía atónita para sí: “cómo iba a sospechar que esta ciudad estaba tallada a la medida del amor”…
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire